martes, abril 13, 2010



El tiempo y la parálisis del miedo.

Ya no queda margen, el tiempo se me va, lo veo irse, no con prisa, pero a paso firme.
Y con él se van las oportunidades, las chances de volver a "ser", sin empbargo no puedo. Me detengo ante mi mismo, me miro en el espejo que me devuelva una imagen que se que no quiero dar, y sin embargo, poco puedo hacer para cambiarla.
Definitivamente no es esta la vida que soñé un día que viviría, no son los momentos felices que supuse iba a pasar, sino todo lo contrario. He de enfrentar estos tiempos que hoy intentan azotarme con el látigo del desengaño y la soledad, con sus púas llenas de promesas incumplidas por mi parte y por la otra, promesas rotas al fin, que no hicieron más que abrir heridas que difícilmente vayan a sanar.
Esoy paralizado, sin poder de reacción, como en uno de esos sueños en los que alguien te persigue y tenés la sensación de que escapás en cámara lenta, como una de esas pesadillas donde pensás que lo peor pueda pasar y finalmente sucede.
Es el miedo que me está paralizando, el miedo que me ha inyectado el paso del tiempo y que circula por mis venas como un poderoso veneno que va paralizando cada uno de mis músculos y termina con mi voluntad. El miedo de ya no estar, de no ser, de no poder, el miedo de encontrarme un día en mi cama con la certeza de haber desperdiciado mi vida entera y darme cuenta que ya es tarde para todo lo que quería hacer, el miedo de no volver a encontrarte nunca, o de permancer tremendamente ciego para no ver otras opciones, el miedo de pronunciar la palabra fracaso.
Inexorable, el paso del tiempo me sigue marcando el ritmo sin poder yo hacer nada no para evitarlo, sino para transitarlo con hidalguia, orgullo, felicidad. El miedo de no poder estar y de no poder darte lo que necesitás me sigue electrificando la planta de mis pies con cada paso errático que doy, el miedo, me ha paralizado, el tiempo sigue su curso.

No hay comentarios.: