sábado, julio 26, 2008



La vida y el dolor



Tal vez no haya dolor más infranqueable
que el intenso sentir del estar vivo
y vivenciar así lo inevitable,
ese eterno castigo sin motivo.

Salir a protestar inutilmente,
¿a quién, a qué?, si al fin nada se excluye
del ser y del no ser, talvez se intuye
esa desolación que el alma siente.

Sólo el amor, así, como un murmullo,
nos alivia del frío y el espanto;
tal vez es presentir, en ese arrullo,
la magia de vivir, su luz, su encanto.

Infinitesimales en esencia
ante un espacio inmenso o infinito,
con esa brevedad de la existencia
frente a la eternidad que nos da un grito.

Perdedores de todo, mar sin playa,
playa sin mar, apenas fantasía;
sólo los sueños ganan la batalla
y crean, victoriosos, la poesía.