lunes, julio 16, 2007

Me redime.

Se me deshila la vida entre modestos intentos,
impregnados de silencio, sometidos y perplejos.
Mis sueños se han elevado, perdiéndose el las alturas
y me rindo en mis fangales atosigados de culpas.

Palidece mi compás y aletargo mis pupilas,
mientras dormitan inertes mis mariposas cautivas.
El cielo se me oscurece y me revisten negruras
cuando nublados mis pasos, se deslizan en la bruma.

Y nostálgicos se infiltran mis aleteos pueriles,
danzando en melodías de tonos insostenibles.
Entre inflexibles anuarios de pasadizos sinuosos,
se me acomodan las piezas de acertijos borrosos.

La tierra encumbra vida desde el origen del tiempo,
en la secuencia entrelaza un final y otro comienzo.
Amanecer y su ocaso... y otra vez la alborada,
como las nubes se funden, se evaporan y emanan.

Y me absuelve la luna con su quimérico encanto...
y me libera el arrullo de los trinos aguzados...
y me redime la brisa bailoteando en las corolas...
y la lluvia en el cristal... acariciando mi sombra.