jueves, marzo 12, 2009
Tu nombre en mis versos
Treinta primaveras deshilando vida…
décadas de pasos venciendo ventiscas.
Miradas que rompen los cercos del tiempo,
mis ojos vigías sobre tus silencios.
En la inexperiencia me aferré a tus manos...
entre las penumbras de mis sueños blancos.
Lacramos un pacto de amor en el cielo…
brotaron jazmines sobre los desiertos.
Noches incontables, suspiros de almohada,
mágicas auroras sorprendiendo charlas.
Asida a tu espalda, perdida en tu pecho…
durmiendo sensible… vestida de besos.
Sentimiento eterno… sublime en esencia,
savia silenciosa de etérea presencia…
carmesí de rosas que palpita y crece,
como mariposas jugando en cipreses.
Tu voz me acaricia, fomenta un mañana,
tus pupilas rozan la piel de mi alma…
Tus brazos me amparan, alejan los miedos,
mis manos esculpen tu nombre en mis versos.
Canción del olvido
Mujer,
tristezas del ayer,
palabras sin rencor,
nostalgias del amor.
Y entre la luna y el olvido
se va ajustando la amargura
como una sombra sin sentido
sobre la calle oscura.
Miro mis manos tan vacías,
siento mis labios sin tus besos,
y en el abismo de los días
no somos esos
los que en su mágico amatorio
y sin temor y sin caída
fijaban como territorio
toda la vida.
Tal vez quebrados los opuestos,
contra el dolor, contra el camino,
logrado al fin quedamos estos...
triunfó el destino.
Y si creímos con el brío
de aquel amor todo poesía,
todo pasión y desafío,
que se podría;
al fin caímos en la cuenta
que somos títeres cristales,
que somos sólo en la tormenta
los ventanales.
Mujer del mar, mujer del vuelo,
y de esta calle que no es mía,
y de esta noche en que te duelo
por la alegría;
seamos dioses en asalto
o flores secas en el suelo
una vez más miremos alto
buscando el cielo.
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