viernes, junio 01, 2007


Cuando seducen poemas

Cuando el telón de la noche se corre tras un ocaso,
cuando su afónica estela nos refugia en su regazo,
mientras silentes las sombras se acomodan tras los pasos
como fantasmas de humo, insustanciales y abstractos.

Cuando las musas te rondan y te sisean palabras,
cuando el recuerdo te auxilia y masajea tu espalda,
cuando tus dedos te danzan una loa inusitada
entre esencias y tintes… con los quejidos del alba.

Cuando los buitres tediosos, habiten en los umbrales
y las leyendas perpetuas, reanimen a los mortales
en su reposo entre ecos como héroes ancestrales,
diseminados y esquivos en contextos espectrales.

Los trazos mutan en prisma, viento, letargo y suspiro,
como las aguas saladas en su vaivén y bramido.
Como horizonte sin línea que se atenúa abstraído,
como coloso que emerge de un espíritu intuitivo.

Cuando la luna te escolta o se cobija en su limbo,
cuando seducen poemas balbuceados al oído.
Cuando fluye ensortijado un relicario de historias,
los vocablos esgrimidos se eternizan en la gloria.

Con su broquel hecho versos.

En embrionario ritual, dilatado y paulatino,
se confluyen sangre y genes forjadores de destinos.
El oxigeno se hermana al palpitar en un ritmo,
como corceles que escapan de un final vaticinio.

Con los pasos acuñamos nuestras huellas en caminos,
como grabados perpetuos bajo un cielo compartido.
Nuestras palabras se impregnan de sentimientos cautivos
que se desbocan y exhalan como cráter encendido.

En nuestro frágil blindaje mezcla de hueso y membrana,
recibimos la sentencia del deterioro y sus manchas.
En la mirada el reflejo, de emociones combinadas
y en la sonrisa el efecto, que abre puertas sin palabras.

En una zona intangible resguardada y restringida,
se abre el umbral del resol que nos aferra a la vida.
En donde emanan bondades y mezquindades furtivas
junto a semillas mortales que al trajinar diseminan.

El péndulo no claudica ni se inmuta en su cadencia,
como guardián silencioso, como sombra sin clemencia.
Pero el poeta se mofa con su broquel hecho versos,
asiéndose al infinito… que lo funde en universo.