lunes, abril 12, 2010



Madre.

Tu paciencia de madre inagotable,
tu leche sabia y savia
que alimenta a nustro fruto
al calor del verano sereno.

Siempre madre que todo lo antepone,
madre día y noche
aún cansada,
aún con la fuerza casi nula.

Te delata la mirada
cuando la ñina duerme,
te delata el corazón estrujado
con alguna enfermedad.

Tu paciencia de madre
me inunda y me calma ante
el llanto que quiebra la noche,
pues también hay una caricia para mi.

Por ser madre,
por tu pecho que alimenta y da vida,
por tu vientre fecundo y tibio,
por tu mirada y nuestra hija, gracias.

A Verónica, la mamá de Camila, mi hija, a quien a pesar que los caminos de la vida nos haya separado siempre le agradeceré por ser MADRE.

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