miércoles, julio 23, 2008



El abandono


23 de Abril del 2007. J.L. Suárez.

Es una noche de abril, estoy aquí con un albún de viejas fotografías
cercado por mis manos, la lluvia no cesa, me siento sola después de
tantos años. Lloro por ti porque aún te amo, sin saber el porque si
ya me has olvidado.
No se mi amor, aún no se que ha pasado ya que un día desperté y ya
no estabas a mi lado. ¿Quizás no recuerdas las promesas que nos
hicimos hace años? Esas, las de no dejarnos morir sin estar
enamorados, las de no dejar de sonreír auque todo fuera malo.
Te observo desde lejos y ya no reconozco en ti el joven del cual me
enamore, aquel que con tanta alegría colmaba con sonrisas cada
espacio de mi vida saturándome de besos y pasión desenfrenada.
Pienso, por momentos, que has mutado a este ser que ahora eres, o tal
vez, el muchacho aquel quedo varado en el tiempo.
Tus ojos han cambiado, ya no hay fulgor ni color en tu mirada, tu
sonrisa se ha perdido, tu voz ya no conmueve y tiene una severidad
extraña, tu piel, esa que tanto amaba e invadía mi cuerpo en las
mañanas, se ha vuelto áspera como tus manos que ya no me acarician
sin tener en cuenta el tiempo sin pensar en el mañana.
Me acerco a ti a paso lento para descubrir algo de el en las huellas
de tu rostro, inspecciono tu mirada y ya no encuentro en ellos mi
imagen reflejada.
Entonces vuelvo a mi rincón oscuro a observarte mientras duermes en
tu lecho blanco, tratando imaginar como será mi futuro cuando solo tu
recuerdo sea todo mi mundo.
No quiero que eso pase pero, es irremediable porque te abras marchado
al nacer el nuevo día. Cierro mis ojos con fuerza y sin proponérmelo
me quedo dormida.
Entonces, vuelvo a verte sonriente trayéndome una rosa nueva, te
siento abrazarme, besarme, por un instante vuelvo a tenerte junto a
mi tenerte pero, luego te marchas sonriente, me saludas alejándote
cada vez más hasta que ya no te logro verte.
Me despierto de golpe, cuando el sol abofetea mi rostro, me levanto
para ir a tu lado. En el camino tropiezo con algo, me agacho,
descubro una rosa fresca la tomo y me acerco a ti, descubro entonces
que algo extraño a pasado en tu rostro ajado ha quedado plasmado
eternamente una sonrisa serena dibujada y entre tus manos descubro, un
pétalo de rosa, acurrucado.
Fin

No hay comentarios.: